26.3.07

DEJA VU Recreo para porcelana y actores


La Bambina y El Cabeza se ven por vez primera. Parece que se han visto antes.
Ella no se deja tocar y se va desconsolada; Él se deshace.
Dos viajeros y sus valijas esconden secretos que caminan.
Vidas diferentes y distantes se entrelazan.
Todo vuelve a su lugar pero la oscuridad no volverá a ser la misma.


En Deja Vu se trabaja bajo el concepto de lo cíclico.
Es así que todo forma parte de una continuidad:
Todo es continuidad
El sonido del silencio
La música del sonido
La oscuridad de la luz
El tiempo de la atemporalidad
La repetición de los sonidos o palabras, abordados desde la musicalidad, apuntan a provocar una sensación permanente de ya visto.
Las acciones se repiten con diversos matices en diferentes momentos trasgrediendo el tiempo lineal y todo se vuelve onírico.
La seducción se convierte en un juego de piel con piel, de piel con porcelana, de plástico con carne. Y a veces no es necesario que haya contacto físico para llevar más allá las posibilidades del erotismo del objeto.
El objeto encontrado es enfocado como un fetiche que induce a la posesión o es susceptible de recibir a un espíritu. El actor deviene en médium, en un intermediario de estas vidas diferentes convocadas.
Esto constituye el fundamento ritual de una relación mágica con el mundo concebido como una vasta red de fuerzas que habitan las cosas.

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